Nuestra Inspiración: El Legado de Benjamín
Este proyecto nació como mi refugio… como una forma de sobrevivir al peor momento de mi vida: el 28 de enero de 2025. Ese día, mi hijo Benjamín se fue de este mundo, después de 18 días de lucha en terapia. Benja fue quien me enseñó lo que significa un amor incondicional. Sus abrazos, sus risas, su manera única de dar cariño… todo en él era puro, sin condiciones, sin esperar nada a cambio. Solo amor, en su forma más verdadera. Vivía en otra provincia, en un centro especial para personas con sus mismas condiciones. Era un lugar lleno de amor y de gente maravillosa, pero la distancia nos jugaba en contra. Y en medio de la crisis económica, cada visita se volvía más difícil. El 10 de enero recibí una llamada que me cambió para siempre: Benjamín había tenido un accidente. Viajé con el corazón en la boca, pensando que sería una travesura más… pero la realidad era otra. Mientras él permanecía inconsciente, le hablé. Le conté de un sueño que tenía desde hacía tiempo: crear la “Fundación Benjamín”. Un lugar para ayudar a personas con capacidades diferentes y a adultos mayores, un lugar digno, lleno de amor… y donde él pudiera estar cerca mío. Le dije que, cuando se recuperara, lo haríamos juntos. Pero Benjamín nunca despertó. El 28, después de que su mamá lo abrazara por última vez, emprendió su viaje. Desde ese silencio, algo empezó a nacer dentro mío. Este proyecto creció como si él mismo me empujara a hacerlo. Trabajé noches enteras, más de mil horas frente a la computadora, sin entender de dónde sacaba tanta energía. Quiero creer que fue él, que lo hicimos juntos. Así nació Acción Social. Un proyecto sin dueños, sin jerarquías, sin privilegios. Un espacio para ayudar a familias, estudiantes, instituciones y a todo aquel que lo necesite. Un lugar sostenido solo por la comunidad y por la fuerza de dar sin esperar nada a cambio. Un proyecto que lleva el espíritu de Benjamín en cada rincón. Hoy, al mirarlo con lágrimas en los ojos, sé que esto es su legado. Un legado de amor, de entrega y de fuerza que trasciende el tiempo y el espacio. Gracias, Pollito. Te amo infinitamente.